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miércoles, 23 de mayo de 2012

Los tocados de Frida Kahlo


A punto de visitarnos la cantante mexicana Lila Downs, quien subyuga al público argentino por su maravillosa y sentida voz, repasemos el look de una antecesora de Lila y pionera en pasear el estilo del Itsmo de Tehuantepec por el mundo: Frida Kahlo.
Como numerosas fotografías lo atestiguan, ella logró un look personalísimo y sofisticado que formó parte indisoluble de su identidad de artista.
Hija de mexicana y alemán, Frida vistió en su juventud ropas europeas, muchas veces de varón. Pero a medida que se fue reafirmando como pintora, representante y parte de la cultura mexicana, y en simultaneidad con su intensa relación afectiva con el muralista mexicano Diego Rivera, sus ropas fueron mutando hacia los vestidos típicos de la mujer tehuana.



La ropa de Frida fué como una nueva piel. Tan importante era para ella su imagen que pasaba horas acomodando sus aderezos. Sobre lo que le demandaba esa actividad llegó a decir "vestirme es la manera de prepararme para ir al cielo".
Frida llevó con orgullo y con gracia en México, en New York o en París huipiles, ponchos, mantones, rebozos, enaguas, los colores vivos de los textiles y bordados autóctonos, los collares de gruesas piedras, oro y plata de la tradición azteca, y las flores del exuberante México en sus airosos tocados o "balacas".
La "balaca" es una suerte de rodete hecho con trenzas que se cruzan en la parte posterior y baja de la cabeza (como se ve en la primera foto); luego se dan dos vueltas con una cinta de tela (la balaca) formando un lazo con sus puntas a uno de sus lados, al cual acompañan "diamantes" y flores.



Fotografía y autorretrato en el que Frida lleva un pendiente que le regalara Picasso y un tocado compuestos de margaritas, gerberas, fucsias, etc, flores de su tierra natal presentes por doquier durante todo el año, y también, símbolo de la fertilidad y la femineidad.


Buganvillas: un tocado que acompaña el rebozo fucsia

Pero no sólo de flores se componían los tocados de Frida. La biografía de Hayden Herrera nos recuerda que "Frida se arreglaba el cabello de diferentes modos, para acompañar sus trajes exóticos. Algunos eran peinados típicos de la región, mientras que ella misma inventaba otros. Se estiraba el pelo hacia arriba desde las sienes, a veces con tal fuerza que le dolía, para después entrelazarlo con cintas de lana y colores vivos, y decorarlo con lazos, pasadores, peinetas o flores frescas de buganvilla".
Por sus numerosos autorretratos, que la muestran aún herida o enferma siempre bonita, y por su inocultable esmero frente al espejo, podría decirse que de afuera hacia adentro y desde la cabeza hasta los pies, Frida se reinventó a sí misma a partir de su imagen. Una imagen tan poderosa que se ha transformado en un ícono de genio y belleza que continúa inspirando a sus compatriotas más notables.