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sábado, 8 de diciembre de 2012

Las plumas ya eran tendencia en América Precolombina

La inspiración de este post tiene que ver con una tendencia: el uso de las plumas en la bijoutería, los tocados, las carterras...
Aquí, las plumas son el adorno infaltable en la indumentaria del carnaval, son su marca distintiva, porque el arte plumario fue en Latinoamérica una de las manifestaciones artísticas más destacadas de sus pueblos originarios. Sedujo tanto a los conquistadores, que Colón llevó al rey de España el tocado de Moctezuma, con su penacho verde de plumas de quetzal como muestra de las exóticas riquezas halladas aquí.


 
Penacho de Moctezuma


En estas tierras los tocados era parte de la vida ceremonial, guerrera y cotidiana, y mucho de la indumentaria y los objetos tenían plumas: capas, abanicos, muñequeras, tobilleras, escudos, penachos...



Las piezas más llamativas son aquellas donde las plumas cubren enormes superficies como si fueran pinceladas, unidas una a una con un mucílago invisible y muy fuerte extraído de los tallos de las orquídeas, planta que es abundante en la flora autóctona tropical americana. Las plumas se eran las que los pájaros perdían al cambiarlas, o de los pájaros muertos, sin jamás dañar a uno para obtenerlas.
Cuando el arte plumario se hizo mestizo, dió vuelo a las imágenes religiosas católicas, coloreando múltiples lienzos confeccionados para las iglesias que se erigían en la nueva tierra.



En los últimos años, el arte plumario ha sido reconocido como una delicada manifestación cultural de los antiguos pobladores de esta tierra. Uno de los impulsores más entusiastas ha sido el pintor y coleccionista argentino Nicolás García Uriburu, quien tiene un museo dedicado al arte autóctono latinoamericano. 

 
Fundación García Uriburu

Será por esa larga tradición que las piezas actuales de plumas son muy, muy chic. Pero esto, lo verás en otro post.

 

domingo, 9 de septiembre de 2012

Accesorios anticlima: hoy, el abanico recuperado




Por aquí el calor ya amenaza. En otras partes, ni hablar. Y aunque existan los acondicionadores de aire, refrigeradores, edificios y automóviles climatizados, cuando andamos de a pie la temperatura aprieta. Así que las chicas identichic nos exprimimos en cerebro y descubrimos tooooda una gama de accesorios anticlima. Entonces, hoy, el abanico.

 
Un abanico que se abriera en 360 grados pertenecía a la nobleza china.


Lo inventaron en China, pero la Europa romántica los adoptó y desde allí invadieron América. No era algo difícil: pocos accesorios femeninos son tan utilitarios y a la vez suntuarios, objetos de arte, portadores de significados ideológicos y elementos de comunicación como el abanico.



Abanico rioplatense con elemento conmemorativo de un triunfo militar
(el personaje central parece Napoleón).
 
 
 
En tiempos de la colonia, el vestuario femenino de estas tierras lejanas a Europa seguía siendo tan austero como siempre. Pero los objetos que no ocupaban demasiado lugar en los baúles y que servían como obsequio, llegaban y se difundían rápidamente. La moda del abanico en el Río de La Plata, alimentada desde la España del 1800 tomó auge y rápidamente se convirtió en prenda de distinción.



En su origen sus "países" fueron de seda pintada sobre varillas de bambú, con poesías o dibujos cuya importancia los convirtió en una expresión artística extraordinaria.


Escena de gorriones sobre hojas de bambú.
 

Pero a la colonia llegaron los de la España isabelina, ya de papel, con escenas naturales y de amor cortés en anverso y reverso.
Esas pinturas requerían tanto esmero que muchas veces la escena central pertenecía a un artista, mientras el resto era "rellenado" por otro. Además, el armado debía ser muy cuidadoso, porque los pliegues provocados por el envarillado no debían caer justo sobre los rostros u otros pequeños detalles de importancia.


 

La industria inglesa contribuyó a su popularidad al hacerlos impresos. Entonces, los abanicos se prestaron a la propaganda, sea para confesar públicamente adhesión política,  una idea, o como objeto de conmemoración.



Un abanico de papel impreso que muestra al ejército del General San Martín y su increíble gesta del cruce a caballo de la cordillera de Los Andes.


Sólo continuaron realizándose a mano aquellos encargados para una ocasión excepcional, por ejemplo una boda. Pero la costumbre se afianzó, ya su función social en un medio donde la mujer estaba muy reprimida fué imprescindible.
Con el cuerpo enteramente envuelto, el rostro velado y sin poder mostrar casi nada, los gestos, el modo de ocultarse y todo un lenguaje  de galanteo desarrollado con ayuda del abanico, los encuentros amorosos fueron posibles a distancia.


Moderno abanico que lleva en su "país", explicado, su lenguaje.
 

De esos antiguos abanicos la historia del Río de La Plata ha rescatado algunos. He aquí estos de Manuelita Rosas, hija amada del adinerado exportador de ganado, caudillo y Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en 1850.



 
 
En este abanico vemos la imagen de su padre, Don Juan manuel de Rosas.

 
Hoy no tenemos porqué padecer represiones, apenas calor, al que pondremos buena onda y estilo recuperando nuestros accesibles abanicos. Combinalos con tu outfit y la bijoux.

 
 
¡Oh glamour!