martes, 26 de febrero de 2013

D & G, la identidad en acción

 

La identidad es mutante, viaja. Un día somos varón o mujer, o algo que está entre estos polos, otro día nos definimos como ciudadanos de un país o fieles de una religión, a veces recordamos que fuimos estudiantes de una universidad... o pobladores de tal ciudad. Somos los mismos pero no estamos hechos de una sola pieza. Y las piezas se van encastrando de distintas maneras... ¿No creen?



Las colecciones 2013-14 de Dolce e Gabbana lo atestiguan así. Continuan explorando y explotando la riquísima identidad y cultura italiana. Devoción, que así se llama la colección, reinstala junto una abundante joyería religiosa las masculinas gabardinas y tweeds italianos en austeros tailleurs para ellas, los mosaicos de oro de las catedrales bizantinas, las madonnas medievales y los estampados florales para ellos.



El tono barroco y recargado convive con las depuradas líneas de los años 60 sin que nadie pueda decir que los diseños D & G se desdibujan o carecen de personalidad o estilo. Todo lo contrario: en ellos se puede ver a la Italia de siempre junto a la de postguerra con ojos de hoy.



 
 

Un gran acierto de esta colección son los bordados en pedrería imitando los mosaicos de las catedrales bizantinas, los accesorios plagados de íconos religiosos y paganos, los estampados que reinterpretan en clave actual el tesoro cultural de la iglesia católica...


Y aunque cada modelo podría ser un top de la Chanel más bizantina, los diseñadores Dolce e Gabbana vuelven a darnos una lección de identidad en acción, ¿no lo creen?

Más sobre los D&G y la identidad italiana: click aquí

viernes, 22 de febrero de 2013

Buenos Aires, estilo cafetín



¡Hola! Disculpen la tardanza, quería mostrarles algo de mi ciudad y estuve preparando este post con mucha dedicación. Decidí empezar por los bares, ese sitio donde se refugia, destila y liba la cultura porteña.

 
Café de los Angelitos

Para nosotros, tomar un café con un amigo o amiga suspendendiendo la charla en el tiempo mítico de ese espacio ubicado entre lo sagrado y lo profano del cafetín de la esquina, es mágico, sanador. Los argentinos hacemos culto de la amistad y de las cafeterías, que son los templos de ese culto. Los bares se nos hacen costumbre, querencia y después carne. Amamos los cafetines tanto como a nuestros amigos. Nos molesta no encontrar libre "nuestra" mesa, conocemos vida y obra del camarero que nos atiende día tras día con la misma solicitud, y leemos, estudiamos, arreglamos negocios, hacemos poesía y polemizamos sobre política y economía con la misma pasión que tiene el tango, parte indisoluble del café y su ritual.

 
 
El Gato Negro

Por eso, más allá de las cadenas de cafeterías que llegaron en los últimos años, miles de barcitos y cafeterías proliferan aún como antaño. Algunos de ellos sobreviven a sus primeros parroquianos, a las demoliciones, a los vaivenes económicos y a la desaparición de sus originales dueños. Son  usinas de la vida cotidiana y cultural de la ciudad.

 
El Dorrego

Esos bares que enamoran son los que deseo mostrarles, porque además, mucho de su look ha sido llevado al interior de nuestros hogares, como si quisiéramos prolongar la emoción y el clima que  acompaña ese lugar.


 
 
 
Construido en 1864 y situado en el histórico barrio de San Telmo, El Federal. es el bar más antiguo en funcionamiento de la ciudad. Impacta por su larga barra rematada por un arco de ebanistería (un agregado posterior) estilo art-nouveau que incluye los típicos vitreaux de la época y un reloj, como si las horas importaran dentro de un bar. Las volutas de las hojas de acanto talladas en la madera son un elemento decorativo distintivo del filete porteño y de muchas fachadas de la ciudad.



La Ideal
 
 
 
 La Confitería Ideal fue fundada en 1912. Vemos aquí también la profusa ebanistería, espejos, volutas y múltiples luces propias del art-nouveau. Alli, desde las primeras horas de la tarde, muchas parejas bailan tango envueltas en su encanto decadente y señorial.


 
Uno no tan lujoso pero muy amable que me encanta es El Hipopótamo (arriba). En sus paredes espejadas se refleja la marquetería policromada estilo nouveau que recorre la parte superior de un ala del bar como un friso, y el gran hipopótamo de cerámica blanca que desde arriba de la vitrina sandwichera preside el bar.
 
 
Un detalle de su barra sin originalidades y bastante común en los bares porteños. El hipopótamo en primer plano.

 
Este bar ubicado en Defensa y Brasil, en cruz con el Parque Lezama y frente al Británico, tiene desde sus ventanas las mejores vistas del lugar. También puede vigilarse desde allí  El Británico , una antigua pulpería llamada La Cosechera que por funcionar como punto de reunión para los ex-combatientes ingleses de la primera guerra mundial, fué rebautizado por sus dueños españoles acorde a la clientela. Igual que otros bares, fue refugio de grandes figuras y de grandes discusiones políticas, filosóficas y literarias.

 
 
 
 
Interior del Británico: las mesas y sillas de madera que vemos replicadas una y otra vez en los bares de la ciudad y en  nuestras cocinas y comedores. La barra espejada, el piso en damero, el botellero de marquetería, las grandes ventanas sobre la vereda, son detalles de cualquier otro bar. Al costado, el mostrador art-decó que se ve en la fotografía anterior a esta.

 

De tiempos más modernos pero igualmente icónico es el Bar Bar O Bar  (arriba) cuya onda pop no dejó afuera la tradición.  
Fundado en 1969 por el pintor Luis Felipe Noé como medio alternativo a las grandes y elitistas galerías de arte. Allí se movía todo el ambiente de la plástica más revolucionaria y artistas de otras disciplinas. El bar lleva la impronta de sus obras y de la época, sin perder las señales de identidad de los viejos bares porteños.
A mí me parece fantástico: esta lleno de bohemia, arte y conseva una importante dosis de identidad.
Las siguientes fotografías testimonian su contemporaneidad y cierto "estilo" con que hemos decorado también nuestras casas.
   
 
 
 
Un arreglo que podemos ver en muchos livings de la ciudad: sesensista sillón de cuero tipo Chesterfield, amplia mesa baja de líneas netas y sillas Thonet con antigua marquetería en un edificio ya centenario. Muy, muy, muy chic.
 
 
 
Más toques sencillos y chics en la  barra y el botellero. Sus elementos decorativos son algunos manequíes de propagandas de la época. La acumulación y mezcla de elementos es otra característica hallable en la decoración de nuestras casas.
 
 
En el Bar BAr O el amoblamiento y la arquitectura son similares a quialquier bar de Buenos Aires. Lo único que cambia es que todo este esqueleto esta cubierto por el arte y las ideas de finales de los ´60, comienzos de los ´70. Un ícono de nuestros años dorados.
 
 
 
Las pinturas de muros, techos, vidrieras son de los grandes artistas plásticos del momento. El Bar Bar O fue la cita obligada de la bohemia revolucionaria.
 
 
¡Tendría tanto más para mostrarles, pero no quiero abrumar a nadie! Como decía mi abuela: 
"Para muestra, basta un botón" ¡Click!
 
 
 
 

domingo, 17 de febrero de 2013

Look: ¡no todo lo hace el collar!


El otro día ví a una compañera de trabajo con un vestido negro de cuello redondo y líneas rectas, pero su rostro "levantaba" el look: grandes y modernos anteojos de sol y labios muy, muy rojos. Hacia atrás, su cabello estaba recogido con un juego de peinetas que tendían entre ellas hileras de perlas tan negras como su vestido y eso... era su toque de distinción: los ojos se volvían hacia su nuca y en tanta simpleza su espalda quedaba más "vestida": mantenía intacto su minimalismo, aunque ya no "lavada"  Pensé ¡caramba, no todo lo hace un collar! aunque este sea nuestro habitual recurso para estar más arregladas.

 

Es claro que un collar, por más sencillito que sea, tiene sus méritos: ilumina el rostro, da mayor textura, color y diseño a nuestra imagen.
Este año las grandes casas de moda parecen haberse puesto de acuerdo en que "si hay crisis, que no se note". Las tendencias tienen una inspiración barroca que rescata el valor del tocado: desde diademas hasta hileras de perlas - un collar puede resolver bastante-.

 
 
Contribuyen las últimas colecciones de Armani con sus velos enjoyados, Chanel con sus adornos de inspiración india, Oscar de La Renta con su colección casi íntegramente bordada en piedras y Dolce e Gabbana con su barroquismo siciliano.
CONCLUSION: 2013 tendrá marcado énfasis en los accesorios para la cabeza con ricquísimas hebillas, peinetas, diademas, anteojos, pañuelos y aros.


Así presentan Dolce e Gabbana este traje gris de corte bien tradicional. 
¡Cuanto glamour agregan esos aros y el pañuelo!
 
 
 
 
La joyería de los peinados es recurrente en los últimos desfiles D & G
 

 
La colección de Oscar de la Renta 2013 acompaña sus vestidos intervenidos con bordados en
perlas y piedras con diademas. Un collar sería demasiado,
¡pero hay que equilibrar el peso visual de tanto lujo corporal!
 
 
La inspiración india, que remarca sensualmente peinado y rostro también viene pisando fuerte.
 
 

Un echarpe tejido con hilos plateados presta un toque lujoso ¡aunque bastante más trendy!
 
 
Para casi todas: diadema de cinta de terciopelo trenzada.
 
   
 
Sencillito vestido Chanel, y aunque el collar y la vincha le dan un aire más formal, no alcanzan para desmentir su simpleza ¿no?
 

 
Muy chic, entre peinado y pañuelo se logra este tocado super informal.
 
El próximo punto a develar es ¿cómo adaptaremos las argentinas esta tendencia barroca y recargada? ¿Vos ya lo hiciste? ¿Cual de todos estos accesorios usas?

martes, 12 de febrero de 2013

Las mujeres-pájaro del super carnaval correntino


Desnudas casi, y deslumbrantes, reúnen en sus cuerpos la cultura tupí-guaraní y su veneración de la selva con una de las fiestas más celebradas del occidente judeo-cristiano: el carnaval.
De él tiene la fecha, la duración, el sentido y la liberalidad, de aquí la hermandad con la naturaleza: se expresa en fabulosas mujeres-pájaro que, como toda criatura natural, muestran su desnudez como el mejor ropaje.
Sus trajes aportan los colores, los tornasoles y la abundancia suntuosa de la foresta, rizados con barrocas y palaciegas volutas, bordados con piedras o con perlas, resabios de un Viejo Mundo que apenas atina a confundirse aquí entre alas, colas, penachos, tobilleras, muñequeras, taparrabos y alguna que otra pezonera.
 
Es todo lo que ellas necesitan para conformar uno de los carnavales más sensuales, pintorescos y grandiosos (dicen que el tercero) en el planeta. Hablo de las comparsas de la provincia de Corrientes, porque el año pasado nos ocupamos de las de Gauleguaychú y para hacer justicia y honor a la verdad, la esencia es compartida pero el de Corrientes es más bello y más auténtico.

 
 
Una pasista de la comparsa Sapucay
 

 
Pasista de la comparsa Ara-Berá
 
 
 

 
La preparación de los trajes, coreografías y canciones convocan a todo el pueblo correntino durante todo el año. Luego formarán parte de las comparsas.
 
 
Aquí, un grupo de bailarines masculinos lleva el mestizo traje de gaucho, con algunos adornos aborígenes.
 
 

 
 
 
 
Detalles de los trajes y tocados donde se observa el trabajo manual exquisito del bordado, así como los motivos barrocos que mezclados con los materiales y técnicas de los aborígenes, son de estilo barroco americano.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Como si supieran que la disposición y colorido de las plumas las transforma en pájaros, estas mujeres exhiben orgullosas su porte ¡como si nada de lo que llevan puesto les pesara!
 
 
 
 
 
 Podemos ver que igual que en la naturaleza, en la fantasía humana que diseña estos trajes la variedad de formas y colores es infinita.


 
 

 
 
Los trajes de los varones no les van a la zaga en fantasía y suntuosidad. 
 
Elijo, para despedirme lenta y dulcemente de tan hermosos carnavales, algunas escenas de esta fiesta fantástica y popular.
 
 
 Barroca-americana en sus floripones, pedrería y plumas.
 
 
Más rulos, volutas, piedras, plumas.
 
 
¡Oh, barroquísima!
 
Después de esta pequeña muestra de un gran carnaval,  ¿acaso quedaron con sus bocas tan abiertas como yo?