miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿Moda o estilo?

¿Qué diferencia un modelo Giorgio Armani de un Karl Langerfeld? Fácil: uno es la sobriedad absoluta, el otro la exuberancia. ¿Qué diferencia un modelo Valentino de uno Galliano? Uno es pura femineidad, el otro es extravagancia. Y así podríamos seguir con todos los diseñadores de moda: cada uno tiene su impronta, eso que lo distingue del resto y nos permite individualizar sus creaciones. Eso se llama estilo.

En tiempos cambiantes como los actuales, la moda se presenta heterogénea y difusa. No hay un sólo look sino una enorme variedad posible dentro de la cual se hace bastante difícil pesquisar qué la define. Pero... ¿qué tan importante sería para vos seguir al pie de la letra la moda si tuvieras bien identificado tu propio estilo?


He aquí algunos "aforismos" para orientarte en la gran confusión de la marea icónica global:

...la moda pasa, el estilo permanece.

...la moda está en la ropa, el estilo está en quien la lleva.

...la moda irradia brillo, el estilo emana personalidad.

...la moda cambia, el estilo es evolución.

...la moda es estereotipada, el estilo es individual.

...la moda es copia, el estilo es creación.

...la moda sorprende, el estilo deleita.

...la moda se consigue con dinero, el estilo no tiene precio.

...la moda da seguridad, el estilo es autoafirmación.

...la moda declara, el estilo insinúa.

...la moda es consenso, el estilo es valentía.

...la moda es irracional, el estilo es inteligente.

...la moda es materia, el estilo es espíritu.

...la moda es sujeción, el estilo independencia.

...la moda es reproducible, el estilo es original.

...la moda es declamación, el estilo es ironía.

...la moda es sólo ropa, el estilo es carácter.

Las bijoux de una musa: Lou Lou de La Falaise



Se llamaba Louise Vava Lucia Henriette Le Bailly de La Falaise. Extraordinaria combinatoria de nombres e identidades que resultó en una encantadora mujer rebelde, sofisticada y elegante. Sus orígenes son un delicioso cocktail de aristocracia, arte, belleza física y sexo, bien batido por la cultura pop londinense de los ´60 y el chic parisino de los ´70.


Como ella decía, se vestía para alegrar las calles y para sorprender. Jamás fue obvia.

Lou Lou de la Falaise, nombre con el que se la conoció desde los años en que inspiró y colaboró con Yves Saint Laurent, nació en 1948 en el Reino Unido, de padre aristócrata (el Conde de la Falaise) escritor y traductor, y madre modelo, diseñadora y cocinera, Maxime Birley, que había trabajado para Elsa Schiaparelli y de quien el fotógrafo Cecil Beaton dijo que era "la única mujer inglesa auténticamente chic".


Ese árbol genealógico justifica  historias de lo más extravagantes, como que al nacer Lou Lou no fue bautizada con agua bendita, sino con ¡el perfume Shocking de Schiaparelli!
Anécdotas más, anécdotas menos, sus padres se divorciaron dos años despues de su nacimiento y ella se crió en distintos internados, de los que siempre resultó expulsada. Vivaz, fresca, descarada y atrevida, su mezcla de refinamiento y provocación subyugaron de inmediato y produjeron un giro notable en las colecciones de Saint Laurent, que le otorgó la casi inalcanzable categoría de "musa".




Para él, el verdadero talento de Lou Lou era su encanto, "particular, emocionante". Se conocieron en 1968 y él quedó tan impresionado con su carisma, que quiso tenerla a su lado. Pero Luise fue a vivir a New York donde no la pasó tampoco mal: dedicó sus noches a Studio 54 junto a Marisa Berenson ( hija de Schiaparelli), Robert Mappelthorpe y Paloma Picasso.


Cuando regresó a Paris, en 1972, Lou encontró a su amigo Yves. Para él ella era una compañía indispensable, ya que poseía "el extraño poder del don de la ligereza mezclado con la intensidad irreprochable de su mirada sobre la moda".




Si bien ella renegó del lugar de musa, con Saint Laurent su vida cambió también.  "Me solía irritar este término", explicaba a la cronista de la edición Vogue italiana en 2010. "Para mí, una musa es alguien con un aspecto elegante todo el tiempo, pero muy pasiva. Yo trabajaba mucho. Trabajaba desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche, o hasta las 2 de la madrugada. No era pasiva. Trabajé en las joyas, en el punto y en las colecciones comerciales. Ahora que todo ha terminado me gusta pensar que hay un poco de mi alma en la ropa que diseñó cuando yo estaba allí y que yo era fuente de inspiración".



Luego continúa:  "Él quería que yo trabajara con él, pero no sabía en qué. Le propuse hacer joyas y él aceptó. Cada día inventábamos nuevas formas de lucir cosas que encontrábamos por mercadillos o anticuarios y creábamos personajes. Lo pasábamos muy bien".
Fotografía de 1972
A Lou le gustaba mezclar estilos y cosas que no tienen nada que ver unas con otras... las sorpresas, lo inesperado, quebrar la unidad, romper la monotonía... Una frase suya la pinta de cuerpo entero: "las camisas me parecen patéticas". Gustaba de los broches que pueden adosarse a un collar, los pendientes, brazaletes y collares de múltiples hilos y grandes piedras, el cobre. Gustaba de la ligereza, transparencia y la sutileza de los colores del vidrio trabajado con la técnica Grispois, que está casi perdida... gustaba de todo eso tanto como amaba ser libre y no estar atada a una moda. Era partidaria de las ideas generosas, que se adaptan a muchas clases de mujeres y de vidas.

              
  

  
Sautoir multicolor de Lou Lou, un clásico que se reinventaba en cada una de las colecciones Saint Laurent  



Si bien Loulou dejó de trabajar para Yves cuando este cerró su taller, nunca se desvinculó de él. En 2002 lanzó su propia marca de joyas y otras piezas únicas "Lou Lou de la Falaise Fantaisies", donde plasmó esos vaivenes estilísticos que tanto adoraba: blusas de seda con rayas y remates de encaje, abrigos masculinos con toques de piel, super británicos bleisers de tweed, pantalones marineros bien afrancesados y prendas tejidas en colores estridentes.
Pero lo verdaderamente significativo para ella fueron los accesorios, porque " tienen un papel importante en nuestras estresantes vidas. Si vas a cenar y no tenes tiempo de cambiarte, siempre podes ponerte una joya".

En el vestuario que Loulou lleva en las fotos podemos notar fácilmente su originalidad, su aire de rockera incorregible, su impertinente elegancia apenas varonil... Y si hubiera que definir su estilo, sería el de una disruptiva feminista de los setenta con todo el encanto francés.
Desde 2007 firmó la colección de joyas del también diseñador Óscar de la Renta.

En 2011 diseñó una línea de joyería exclusiva para la tienda del jardín Majorelle de Marraquech, en donde reposan las cenizas del gran creador, y se encargó de la dirección artística de la exposición 'SAINT LAURENT rive gauche, La révolution de la mode'.
Lou Lou nos dejó el  sábado 5  de  este mes. De su colección 2011 "Reverie de une soir d´eté" hecha con pasta de vidrio y vidrios soplados, algunas piezas hechas por Maison Gripoix, en vidrio y con la técnica que ella más amo:




viernes, 25 de noviembre de 2011

Encargate de cargar pulseras

 


Vienen en alza desde el invierno y sigueeeennnnn... hacia el intenso verano!
¡Las pulseras llegaron para reinventar los guardarropas en crisis!
Delgadas estilo Madonna o anchas -si son anchísimas mejor-, nunca menos de tres o cuatro en el mismo brazo... simples de materiales naturales o sofisticadas hippies, las suntuosas de perlas, o las cadenas siempre chic , o las motockeras de cuero, las románticas florales, las más pop de plástico en colores netos y gigantescas formas audaces... todas sirven y deben abundar. Y los collares enrollados, cadenas, dijes colgantes: el asunto es que cubras por lo menos un tercio de tu brazo. ¡Ni sueñes con la mesura! Revisá los cajones de tu tocador y el tocador de tu abuela también. Si es necesario, llevarás con orgullo las mejores pulseras de la familia (con un guiño confiesa que son "vintage"). Y recordá sobre todo que el refinamiento jamás pasa de moda.


Llevarás entonces muchas pulseras: allí donde las capas de abrigo no dejan asomarse un collar y donde los frunces y estampados de verano no permiten distinguir un accesorio, estan los brazos, libres para recibir lo que en otro sitio de tu atuendo sobrecargaría o pasaría desapercibido.


Al sacarte la campera, este arreglo sería demasiado aburrido si no rompiera su formalidad con la algarabía de sus coloridas pulseras

Las pulseras son especiales para llevar con ropa sin mangas, mangas cortas o tres cuartos: aportan color, textura, forma y brillo, sofisticación, femineidad... y si tenemos en cuenta que el maximalismo es la tendencia, con ellas y su sonido enseguida repararán en tu presencia.
Unico consejo: si sos delgada, tu figura se alarga hasta allí donde tintinean las pulseras, si sos gordita, no sobrecargues tanto, manejate con algo más de discreción -recordá que las miradas irán hacia allí-. Podés entonces seguir a la moda y redirigir la atención hacia tu cabeza con unos aros, hebilla o broche super llamativos.
Aquí van algunas ideas:

Chic, muy chic: pura textura acumulada entre metales y encajes para lograr la sofisticación de un popular jean.


De Chanel, el rosa en todos sus tonos que tanto se usa este invierno pasa al verano sin ningún problema, se suman las pulseras hacia arriba y ¡ya está!


Estas esclavas negras de alto contraste: van directo al corazón de la fiesta estival. Suman mil puntos a un vestido blanco.


Púas, tachas y cadenas para un estilo de chica-pesada
y sin desprejuicios.

 

Dos anchísimas, metálicas, que tranquilamente podrías haber llevado durante los días oscuros y fríos y contrastan con la textura del conjunto

 

Otras que de invierno a verano no sufren ninguna restricción: metales en dorado y plata vieja, con centros marcados a veces por flores extremas. El jardín de la mente baja al brazo.



Una Valentino de 1940. Vintage, re-vintage de altísimo nivel, que por su color combina muy bien con cualquier estampado.



Dior no pierde la ola y pone en el mercado esta que es super chic, pero también ecológica, étnica y hasta un poco bohemia.
Color shocking, textura extrema y glamour en esta pulsera que brilla por donde la mires y no dejará de brillar.


¿Que mejor para acompañar las rayas de colores netos, que subrayar el look con pulseras formando rayas también?


Y si de colores saturados se trata... acompañalos como aquí, con tus pulseras neutras: contraste blanco y negro en el brazo sobre el rojo cereza. Podría ser dorado y plateado también, si hemos de destacar ccon audacia la simplicidad de nuestro atuendo.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿QUE SIGNIFICA TENER "ESTILO"?



Es cierto que "por más que te vistas de seda... ¿mona quedas?"
El estilo... ¿se puede adquirir?
¿Qué es el estilo?
El estilo se define como una diferencia individual en relación a la norma, una elaboración específica que tiene por objetivo dotar al sí mismo de propiedades distintivas, un ser-percibido. O sea que en principio, es una cuestión de imagen, -aunque no solo eso ya que la imagen es una consecuencia- . El estilo contribuye a producir " el mensaje", te distingue, y cuando es auténtico, dota de máxima intensidad al efecto que produce, remite a la singularidad de la experiencia o... a eso que mi abuela llamaba "personalidad".
¿Cómo se logra?


He aquí a dos reyes del "estilo", en este caso, el estilo surrealista. La fotografía es en sí misma una declaración de principios. El perfil de Gala, tomando por el cuello la cabeza entera de su amado Dalí, domina la situación. Luce una joya que es todavía "avant-garde": una pulsera gigante le envuelve parte del brazo y antebrazo como si fuera la protección de una guerrera. Dalí, con sus bigotes característicos, esta paralizado.
La pose, era impensable para una pareja en esos años, y por cierto, parte del aura de Dalí era la imagen  inalcanzable de su mujer Gala.
Entonces...   

Comenzá mirando en la calle y a las famosas. Verás de todo, pero hay gente que rápidamente podrías distinguir del resto por..., ¡por su estilo! O sea: porque mientras habla, anda o te mira, se percibe su seguridad, transmite comodidad consigo misma, ninguna falsedad. En definitiva, que su estado se corresponde con su imagen y su look LE SIENTA BIEN.
El estilo es algo así como la traducción sensorial del ¡"Tú puedes"!
¿Qué significa esto? Que si sos un marciano a lunares verdes y lo llevas y vivis con gracia y orgullo, y además te vestís de seda, porque la seda te hermosea y además ya tiene un prestigio ganado, es muy posible que nadie te vea ridícula, sino "muy personal" -como decía mi abuela-.

Bijouterie, arte y cultura

La palabra bijouterie viene del francés, que tomó de la palabra romana BIZOU (anillo) su prefijo.
En general, se la considera una copia devaluada de la joyería, o un modo masificado de imitar piezas valiosas con materiales no preciosos. 
Los usos, significados, técnicas constructivas y materiales que usan la joyería y la bijouterie, las vincula tanto y tan constantemente que hace necesario revisar este "reparto" del valor artístico y material a favor de las joyas.
Siendo dos grandes industrias, joyería y bijoutería suelen compartir técnicas y materiales: las soluciones de una son rápidamente incorporadas por la otra en una carrera inerminable por la captación del público.
El motivo es el "negocio", que se sostiene en el profundo sentido cultural de joyas y bijouterie, no importa la clase social a la que se pertenezca. Ambas conjugan arte y belleza con un solo fin: el simbolismo y la magia.
Joyería y bijouterie nacieron de la mano de elementos naturales (valvas, piedras o flores agregados a su vestimenta como accesorios) reunidos en torno a un primordial significado mágico o religioso, trabajado plásticamente en forma de ornamentos personales.
Por avatares económicos e históricos, esta raiz fue bifurcandose: valor monetario y artístico para la joyería y caracter de "falsificación barata" para la bijouterie.
      Elizabeth Taylor en Cleopatra, cargada de atributos reales y religiosos


Durante la Edad Media las joyas se reservaron a los religiosos, los soberanos y los comerciantes ricos. Entonces fueron símbolo de autoridad, función naturalizada en las joyas que la bijouterie de hoy comparte: diferenciar, distinguir y otorgar prestigio social. Luego se usó como regalo y adorno para la persona amada, glorificando el amor cortesano.
Sea como adorno utilitario o embellecedor, conjuro, protección, señal de superioridad o vínculo con la deidad, la industria de la joyería y de la bijoutería han seguido caminos paralelos, uno al alcance de pocos, otro al alcance de todos: hoy su uso esta generalizado y todos vestimos orgullosamente adornos corporales o en nuestros ropajes.
Sea como talismanes para conjurar algún mal, como atributos de un poder que nos inviste o como arma de seducción, joyas y bijouterie cumplen estas funciones no importa su valor monetario. Pero gracias a su versatilidad la bijouterie logra abrirse camino hacia nuevas formas, impensados materiales y colores que han dado entidad propia a la joyería de fantasía y a nosotros un recurso estético de posibilidades infinitas.

viernes, 18 de noviembre de 2011

LBD, un clásico para accesorizar.

 



LBD es la abreviatura de Little Black Dress, el ícono creado por Chanel en 1926 cuando el negro era todavía un color reservado al luto.
Pero el negro es tan estilizante que resulta un fondo neutro sobre el cual es muy fácil añadir detalles de color, textura, diseño, etc. A esto se debe en gran parte el éxito del LBD. La otra parte es que Chanel pensó este pequeño vestidito negro para infundir confort y sofisticación.
Se trata de un vestido no demasiado largo, de muy buen corte, que muchos diseñadores han reinventado permanentemente porque es una prenda que jamás falla. Aunque no es tan sencilla como parece: puede apagarte y transformarte en una mujer inadvertida, o elevarte al rango de la más sexy.
Su poder radica en la posibilidad de combinarlo con todo tipo de accesorios casi para cualquier ocasión, característica que lo ha convertido en una prenda esencial para toda mujer que siga las reglas de la moda. Es muy funcional, otorga estilo y puede adaptarse en el tiempo, lo que lo hace eterno. Por eso el LBD es una prenda que evoluciona con la historia.
Para Coco Chanel, el vestido negro potenciaba a toda mujer que lo usara. Tuvo su primer éxito en Estados Unidos, donde se lo apodó “el Ford de Chanel”. En los ´50 Christian Dior lo reinterpretó como vestido de cocktail, y Givenchy hizo lo suyo en los ´60. Su versión, que llevó Audrey Hepburn en Desayuno en Tiffany´s, es la más famosa de todos los LBD. También tiene versiones de Yves Saint Laurent, Donna Karan y Balenciaga.
Audrey hepburn y el Little Black Dress más famoso

En los ´80 fue una de las prendas más usadas por la alta sociedad como símbolo de elegancia. Oscar de la Renta le dedicó toda una colección.
Vayamos ahora a lo esencial y los accesorios. Estos tips te ayudarán a elegir y llevar el infaltable LBD:
1- La postura para verte en el espejo con este vestido puesto ha de ser erguida: jamás lleves ropa negra con los hombros encorvados. O parecerás una penitente sin remedio.
2- Bien llevado, te hará parecer más delgada, salvo que se te note algún rollito marcado por tu ropa interior.
3- El largo ideal es a la rodilla, y si sos bajita, un poco por encima pero no demasiado: recordá que es un vestido que te servirá para infinidad de ocasiones.

4- El corte del vestido debe ir de acuerdo a tu figura: no lleves un vestido tubo si tenés caderas anchas. En este caso te conviene que la pollera sea en forma de A, o llevar encima una chaqueta que se vaya abriendo hacia abajo y sugiera la forma de A.
5- El vestido debe calzarte como un guante: revisá muy bien su estado para lucir espléndida sea cual sea el estilo en que lo lleves.


6- Guardalo limpio y en condiciones de ser usado. Luego de comprarlo, ajustalo con un modisto a tus medidas para que no te haga ningún tipo de defecto. Las costuras deben estar bien planchadas, y el dobladillo perfectamente cosido.
7- Sin mangas podrás ponértelo en cualquier estación, y según cómo lo acompañes lo harás más o menos formal.

8- Elegí uno que no tenga un escote muy profundo, porque este le quitaría elegancia para una reunión de trabajo o en un evento cultural.


9- Los zapatos y el bolso que lo acompañen le darán el estilo, que podrá ir de lo más sport a lo más tradicional.
10- Con una chaqueta corta de color queda sensacional para una reunión formal.
11- Combinado con perlas queda ultraelegante.
12- Los paillettes y lentejuelas lo alejan bastante de su versión “oficial”.


13- Un pañuelo o foulard al cuello, bolso gigantesco y zapatos bajos, bucaneras, leggins o botas cortas le darán un aire mucho más informal.
14- Con guantes hasta el codo y tocado de plumas, es su versión más sofisticada.


15- Con un bolero de piel blanca o negra y un broche brillante y en relieve será un espectacular vestido de gala.
16- “Quebrado” con accesorios rojos, o verdes… un lazo, o los zapatos por ejemplo, se transforma en un must que acompañará un evento especial.


17- Con tacones aguja, labios rojos, cabello recogido dejando la nuca al descubierto y un collar que brille, se transforma en el más sexy de los LBD.
18- Botas altas y mucha bijou lo harán más bohemio y glamoroso.


19- Para un look rockero, el cuero en campera y botas con múltiples hebillas o tachas, lleva además los ojos ahumados, collar XXL , múltiple bijou y un bolso o cartera de calle.


20- Si lo acompañás con plateados o dorados en accesorios, sandalias de tiras y pequeño bolso, lo harás muy sofisticado.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Textura: una cualidad que te da la bijou.

Si hay un elemento básico en indumentaria, es la textura: tejidos y telas aportan visual y táctilmente superficie y volumen... interés. Las texturas añaden suavidad y relieve, dimensión y riqueza para crear un ánimo y en consecuencia, estilo y personalidad, pues como elemento compositivo visual, la textura tiene un peso muy importante.


Hay texturas exquisitas, como el terciopelo, las sedas, los encajes, puntillas, cueros diversos, brocatos, pieles, tejidos y piqués. Otras más rústicas, como las gamuzas y denim.


Los accesorios y la bijouterie contribuyen fundamentalmente a la textura y son imprescindibles por dar consistencia a tu look. Empezando por sus formas y relieve, su brillo u opacidad, que son elementos de la textura.

 
Los accesorios te dan una excelente oportunidad para aprender a mezclar con libertad y determinar un estilo. Pero antes de salir pasá frente al espejo y si parece que hay algo de más, posiblemente así sea: evitá verte como si el placard se te hubiera caido encima. Aún con mezclas y texturas, tu look tiene que ser relajado, y no importa lo que lleves… parecerás natural.
Los colores netos, las telas lisas y las ropas de corte muy simple piden a gritos textura, o sea, bijoux y accesorios. ¿Ves cómo cambia este aburrido look "oficinista" con el chal y la flor?
El mix de texturas enriquece el estilo minimalista, que sino puede resultar bastante bobo. Por lo tanto, jamás lo que elijas debe ser muy uniforme ni “invisible”. Es importante que las prendas se vean distintas entre sí aunque dentro de cierto equilibrio.
En cuanto a las telas, aplicarás la misma regla de lograr cierta diferenciación: no uses un jean con una campera de jean.

Un color sólido con un saco en print de leopardo te hará lucir como una estrella de cine.
Otro modo de añadir textura a colores netos es buscar superficies entramadas: trenzas y matelaceados en cintos y carteras, tejidos vaporosos o encajes en chales.

Hay superficies que aportan profundidad: volados, frunces, tablas, bordados, botones… La bijouterie, con sus cadenas, sucesión o superposición de perlas y profusión de pequeños detalles y relieves enriquece tu imagen y detiene las miradas.

El toque de gracia para resaltar la diferencia de texturas es un color neto en algún accesorio: te hará ver mucho más moderna.

Cuando el atuendo es monocromático, quebrar la monotonía toma una importancia superlativa. En este caso tenemos un mix en la misma paleta de colores. La sola variación de texturas puede darte un look muy sofisticado.
También aquí los accesorios serán infaltables. ¡Pero cuidado! Porque así sean metálicos y brillantes, tienen un tono determinado. Los dorados pueden verse más rosados, verdosos o naranjas, los plateados más grises, blancos o azulados.
Las maderas acompañan a la perfección los tierras y neutros.
Las piedras semipreciosas y cristales tienen una enorme variedad de tonalidades y brillos que aportan mayor superficie si brillan o profundidad en el caso de los pulidos mate.
Si el mix de estampados, buscá que estos compartan la paleta de colores.

Un mito tradicional es que no se mezclan estampados y texturas; sin embargo hay texturas que repiten características del estampado y lo refuerzan, dan más consistencia al atuendo. Por ejemplo, accesorios cuya forma y dibujo siguen algún detalle del motivo elegido quedan muy bien.

Como en este ejemplo, respetá el dibujo de una tela: si es geométrico, o si es orgánico, o si tiene motivos de la naturaleza, o de alguna etnia.
Finalmente, para combinar texturas, entramados y estampados, el secreto es que uno se vea muy de cerca mientras el otro se note a simple vista. Si uno es dominante debe ir con otro pequeño y sutil. Esto evita que el ojo deba registrar distintos “focos”.